Mientras en todas las comunidades autónomas el fútbol playa vive su auge estival, con selecciones territoriales compitiendo, torneos organizados y pistas habilitadas en playas o recintos deportivos, Ceuta vuelve a ser la gran ausente. La ciudad autónoma es, la única territorial sin pista de fútbol playa ni opción alguna para su práctica.
La Delegación de Costas, dependiente del Ministerio de Fomento, mantiene su veto absoluto a cualquier tipo de actividad deportiva en la arena. Paradójicamente, sí autoriza chiringuitos, estructuras comerciales y eventos privados en el mismo espacio. Una contradicción que ha indignado a deportistas, entrenadores y clubes locales.
Lo más grave es la pasividad institucional. La Ciudad Autónoma no ha movido ficha. No ha buscado alternativas fuera del dominio público marítimo-terrestre, ni ha presionado para encontrar una solución conjunta con Costas. Tampoco ha habilitado ninguna instalación temporal o permanente que permita a los jóvenes practicar y competir en igualdad de condiciones con el resto de España.
En todas las demás comunidades, el fútbol playa ya está en marcha: se compite, se entrena y se representa a las selecciones territoriales. Solo Ceuta permanece totalmente excluida, sin instalaciones, sin planificación y sin voluntad política. La Federación de Fútbol de Ceuta y sus jóvenes promesas se encuentran atrapados en un bloqueo institucional incomprensible y discriminatorio.
Una ciudad rodeada de mar, con condiciones ideales para este deporte, es hoy un ejemplo de desinterés, descoordinación y abandono hacia el desarrollo del fútbol playa. Mientras el resto del país avanza, Ceuta se queda atrás, sin arena para jugar, sin apoyo y sin voz.
