El gobierno griego ha anunciado un endurecimiento de su política migratoria, centrado en quienes lleguen por mar desde Libia y otras zonas del norte de África. A partir de ahora, cualquier persona que arribe a costas griegas desde esa región podrá ser deportada de forma inmediata, sin que medie ningún tipo de trámite, registro ni evaluación individual de sus condiciones personales.
La medida se aplicará independientemente de la nacionalidad, edad o género del migrante, lo que ha generado preocupación entre organizaciones de derechos humanos, que advierten sobre posibles violaciones a tratados internacionales en materia de asilo y protección humanitaria.
Las autoridades griegas justifican esta política como una respuesta a lo que consideran un uso sistemático de Libia como punto de partida para el tráfico ilegal de personas hacia Europa. “No permitiremos que se abuse de nuestras fronteras con fines ilícitos”, señaló un portavoz del Ministerio de Migración.
Mientras tanto, diversas organizaciones internacionales y ONGs han comenzado a pedir explicaciones al gobierno griego, alegando que esta política podría contravenir el principio de no devolución y poner en riesgo a personas que huyen de situaciones de violencia o persecución.
