Portero, director deportivo y ceutí de corazón. Edu Villegas vive por y para el fútbol y no sabe vivir sin él. Portero durante más de veinte años, hoy director deportivo incansable, Edu Villegas vive y respira fútbol las 24 horas del día. Natural de Jerez de la Frontera, desde 2021 lidera la parcela deportiva de la AD Ceuta FC, club al que ha devuelto a Segunda División 45 años después. Su historia es la de un hombre que cambió los guantes por un despacho, pero nunca dejó de vivir cada minuto como si todavía defendiera la portería.
Desde pequeño, Edu Villegas sintió que el fútbol no era solo un juego, sino su verdadera forma de vida. Hoy, como director deportivo, mantiene intacta esa pasión que lo ha acompañado desde que se puso los primeros guantes. En esta entrevista, nos abre las puertas a su mundo, sus valores, y su compromiso con un deporte que para él es mucho más que un trabajo, es su esencia.
Vamos a empezar por tus orígenes dentro del fútbol…
¿Recuerdas el primer momento en que sentiste que el fútbol sería tu vida?
Es que el futbol es mi vida. Literal. Además, creo que hasta puedo estar un poco equivocado en el concepto de vida, porque el futbol ha sido mi vida desde siempre. Desde siempre, desde que era un niño. Entonces, hasta futbolísticamente me he podido perjudicar el vivir por y para el futbol en todos los sentidos de la vida, primero como futbolista y luego como director deportivo. A tu pregunta, totalmente claro, desde el primer instante que tuve noción, que mi vida era el futbol. Es mi pasión.
¿Qué le dirías hoy a ese niño que se ponía los guantes por primera vez?
Le diría que lo hemos conseguido, después de tanto sufrimiento, de tanto entrenamiento, de tanto sacrificio. La verdad es que yo a nivel profesional, a nivel de entrega, ahí si he sido el número uno. Luego las calidades y las categorías técnicas, tácticas, he intentado mejorarlas con el paso de los años y con mucho sacrificio y con entrenamiento, igual que a la hora de cuidarme he sido un profesional de máximo nivel. Incluso puedo decir que me he pasado mucho de la raya en ese sentido. Y a día de hoy vivo del futbol, como del futbol, soy profesional del futbol, y he conseguido cumplir el sueño de estar dentro del futbol a nivel profesional.

¿Qué hubiera sido Edu Villegas si no se hubiera dedicado al fútbol?
Bueno, mi madre era profesora de Literatura, mi padre era empresario. Yo estudié en el Pilar, uno de los colegios más prestigiosos de Jerez porque mi padre siempre estaba muy en lo alto de los estudios, pero vio un instante en el que veía que mi carrera y que mi vida iba en torno al deporte y al futbol. No sé qué hubiera sido porque en ningún momento de mi vida pensé que no iba a ser futbolista. No había otra vocación.
¿Quién fue tu mayor inspiración dentro y fuera del campo cuando empezaste?
El futbol en sí, porque mi padre siempre me apoyó pero a mi padre le agradeceré el resto de mi vida los consejos en el futbol que nunca me dio, porque mi padre a mí no me aconsejó nunca porque mi padre no sabía de futbol, él sabía de embutidos porque era un buen empresario relacionado con el sector cárnico. Hoy día, los padres guían y aconsejan sin saber de futbol. A mí mi padre me compraba los guantes, me compraba las botas, me apoyaba y me ayudaba pero en el tema futbol técnico y táctico, mi padre no sabía, los padres siempre intentan aconsejar y guiar, pero no saben. Yo sí soy hombre de futbol, le estaré eternamente agradecido de los consejos que nunca me dio.
Sobre el fútbol como forma de vida
He indagado un poco por internet y en La Voz del Sur, te describías como un verdadero apasionado del fútbol hasta el punto de calificarte como “un enfermo del fútbol”, ¿hay algo que lo cure o que equilibre esa pasión?
La verdad es que mi vida depende del futbol en todos los sentidos. A nivel emocional, a nivel sentimental. A nivel de todo, de mi vida, de mi autoestima y de mi situación humana, del futbol depende dormir más o dormir menos, comer o no comer, ganar o no ganar. Yo no desconecto nunca del futbol. Es duro pero es la realidad. El futbol es mi vida.
¿Cómo ha cambiado tu forma de vivir el fútbol desde que eras portero hasta hoy como director deportivo?
Yo de portero me retiré con 43 años, mi vida de portero es muy longeva porque yo comía, dormía y entrenaba. Yo era un profesional absoluto y por eso llegué hasta esa edad y lo vivía con mucha pasión. Yo después de jugador quise ser director deportivo o entrenador de porteros y a partir de ahí me salió la oportunidad de ser director deportivo, por lo que yo pasé de ser portero, al día siguiente era director deportivo. Misma pasión, misma entrega, misma seriedad, misma profesionalidad pero en lugar de en el vestuario, ya en el despacho.
¿Echas de menos ponerte los guantes?
Yo no me pongo de portero ni voy nunca a jugar cuando me llaman de partidos de leyenda porque no lo paso bien, no me agrada, por lo que intento evitarlo, porque me vienen muchos recuerdos y nostalgia. También es verdad que no lo he echado de menos a límites insospechados porque no me dio tiempo, si yo dejo de ser portero y dejo de estar ligado completamente al futbol no sé qué hubiera pasado.
¿Qué te enseña el fútbol cada día a nivel personal?
El futbol es un mundo difícil, es un mundo complicado y yo dentro de este mundo me he ganado una credibilidad, por mis valores, por mi seriedad, voy de frente y voy a corazón abierto, tanto a nivel profesional como a nivel personal. Yo pienso que el futbol me está recompensando un poco toda mi vida dedicada a él, en estos momentos y en lo que llevo ya conseguido tanto de futbolista, y sobre todo como director deportivo.

En cuanto a tu relación con los jugadores y el vestuario…
¿Qué es más difícil: gestionar un vestuario como portero o dirigir un proyecto desde el despacho?
Es más difícil ser director deportivo que portero. Porque de portero eres uno de 25, eres un compañero más aunque tenga más liderazgo, aunque tengas más veteranía aunque en algunos equipos o en muchos, he sido capitán, pero eres uno más. De director deportivo eres uno, y es complicado buscar la capacidad para gestionar, para con los jugadores ir de frente, para avalarlos, para protegerlos, para cuidarlos, para darles la vida pero quitársela si se lo merecen también. Yo lo tengo claro, voy de frente, miro a la cara y a los ojos al jugador, no quiero saber nada de egos. Aquí hay un presidente que manda, dirige y preside, aquí hay un entrenador y hay un director deportivo, aquí hay unos roles y unos estatus y evidentemente el jugador tiene importancia absoluta pero cuando se le habla de frente, de cara, y al final ven por un lado el tema sentimental, emocional, el corazón y por otro lado la exigencia, es humildemente uno de mis éxitos. Porque como he sido portero, he sido futbolista se lo que he querido transmitir como director deportivo porque yo veía lo que era mejor en un director deportivo. Llevo esa forma de ser, soy un director deportivo más atípico de lo normal pero me ha ido bien así.
¿Cómo se gana la confianza de un jugador para que venga a Ceuta?
Convenciéndolo mucho, contándole que el Ceuta es un proyecto sólido, solvente y un producto que es de verdad porque yo como director deportivo cuento como es el club, como es el presidente, como es el entrenador, el ámbito y la familia que somos, les hablo de la ciudad que es encantadora, les mando fotos, por lo que hago un arduo trabajo para que vean la situación que se van a encontrar a nivel deportivo y a nivel personal, y al final ven que es verdad. Cuando yo vendo un producto que ven que es verdad, eso me da mucha credibilidad que es lo que está pasando.
¿Y cómo te convencieron a ti?
Yo estoy aquí por Luhay, a él se lo debo todo porque es el que firma por mí, el que confía en mí, me da potestad, lealtad, cariño, apoyo, desde el primer momento. Es de los agradecimientos más eternos que puedo tener yo de cara a la confianza plena y porque gracias a él soy director deportivo de segunda división porque es el que me trae aquí. Él ni siquiera me tuvo que convencer porque yo estando de director deportivo del Jerez veía mucho al Ceuta y la gestión de Luhay, sus ruedas de prensa, y me atraía mucho el proyecto y que era un poco como él. Me vengo de Jerez total y absolutamente decidido, porque mi instinto y mi alma me decían que viniera. No tuve dudas. Ni lo pensé. También quisiera destacar la labor de todos los que me acompañan en la dirección deportiva, con Víctor, que es mi adjunto, Blanki, Pecheta y Willy, que tenemos una relación muy profesional, muy personal, donde existe un respeto absoluto mutuo y componemos un equipo de trabajo excelente. Y por supuesto, destacar la labor del Míster, José Juan Romero, pieza fundamental, porque su trabajo diario, su dedicación, su forma de entender el fútbol, contagia a todos y son clave para que este proyecto siga creciendo.
¿Qué importancia tiene la empatía en un puesto como el suyo?
Muchísima. Mucho, porque tienes que ganarte al jugador, porque tienes que conseguir que te tengan el cariño como persona pero el respeto como director deportivo, tienes que exigirles. Como soy tan transparente, lo que sí soy es un hombre de futbol, luego está el ser buena persona, el ser respetuoso, el intentar ayudar y también la posibilidad de que si un día me enfado por cualquier circunstancia pues también tengo que enfadarme. Mi relación con los jugadores es muy correcta en todos los sentidos, al igual que con el entrenador, desde el respeto, la admiración, que es lo difícil. Pero nos hemos curtido en mil batallas juntos, hemos pasado muchas situaciones y las hemos superado con éxito. Presidente, entrenador y yo, que hemos tenido éxitos rotundos a nivel dios pero también hemos tenido momentos muy, muy duros, sufrimientos inhumanos como aquella temporada de la salvación, porque teníamos 3 puntos en diciembre y éramos el peor equipo que podía haber en Europa, pero de lo malo nos unimos todos, nos apretamos fuerte, y ahí nos hicimos mucho más fuertes.
Para terminar, un poco sobre el aspecto humano y familiar
¿Qué papel han jugado y juegan hoy en su manera de liderar tus padres y tu familia?
Mis padres están en el cielo ya los dos y yo eso no lo he superado todavía. Yo estaba muy unido a mis padres, es más mis últimos años de futbolista en el Jerez, yo vivía en mi casa igual que cuando tenía 14 años, yo toda mi vida, salvo los 20 años de futbolista que sí estuve viviendo en Murcia, Tarragona, Extremadura y en Jaén, pero cuando yo volvía a Jerez yo vivía con mis padres, yo era extremadamente familiar con mis padres. De hecho yo no supero ni he superado todavía la muerte de mis padres. Yo convivo con ello pero no lo supero. Esa es la realidad.
¿Qué sacrificios personales haces para vivir 24/7 para el club?
Estoy súper implicado en el proyecto, siento al Ceuta, quiero al Ceuta, me siento feliz en el ámbito profesional y laboral porque es una familia porque el presidente nos trata a todos con muchísimo cariño, y respeto, nos cuida, somos una familia independientemente del puesto de cada uno y a toda situación, es una ciudad acogedora donde los ceutíes me han acogido siempre muy bien.
Si tuvieras que definir en una frase el ADN del Ceuta, ¿cuál sería?
Yo el ADN Ceuta significa que es un gen competitivo, agresivo en el buen sentido de la palabra, ganadores, sufridores, leales y legales. Eso es este club. La calidad técnica, táctica de los jugadores. Y familiar también. Esa es su esencia, y es innegociable. La esencia no la podemos perder, ya sea en primera RFEF, en segunda… esa esencia no la podemos perder.
¿Qué sueñas dejar como legado cuando ya no estés en la dirección deportiva?
El futbol es altamente complicado y difícil, el éxito es muy complicado, lo consiguen muy pocos equipos durante el año, de cientos de equipos que hay en España, ascienden 3 de segunda a primera, 4 de primera RFEF a segunda A, ascienden 10 de segunda RFEF, que hay 90, a primera RFEF, y ascienden 30-40 de tercera, que hay 377 equipos, y el Ceuta este año con entidades que son trasatlánticos como el Recreativo de Huelva, Mérida, Murcia, Ibiza, filiales del Villarreal y Atlético de Madrid B, Real Madrid B, hemos sido campeones. Entonces, en el ámbito deportivo yo intento hacer todo lo máximo que sé para que al Ceuta le vaya lo mejor posible, y que el recuerdo mío, independientemente al tema deportivo, sea que pasó por aquí un profesional, una buena persona, con valores que me dieron mis padres, y que he intentado ser, correcto, simpático, educado, con todo el mundo, que he servido y he tratado a todo el mundo como se merece en una ciudad que me ha acogido perfectamente
¿Cómo imaginas tu vida sin fútbol?
A veces lo pienso, y quizá sería menos estresante, eso seguro, con menos presión, con menos sufrimiento imagino que seguro también, pero nunca la he tenido todavía, no lo sé. Y prefiero alargarlo.
¿Qué crees que dirá o que te gustaría que dijera de ti el fútbol cuando te retires?
La verdad es que me doy cuenta y me enorgullece, desde la humildad absoluta, he sido un buen profesional, he intentado serlo siempre, he sido un buen hombre, por lo que quisiera que me recuerden como un ejemplo de profesional y de que intentaba dar el máximo de mí, para y por el sitio donde estuviera, en este caso, Ceuta está en el pódium de tantos clubes donde he estado, ocupa en mi corazón un lugar especial, con todo el respeto a tantos clubes donde he estado, como Los Barrios, el Xerez, soy del Real Madrid, soy del Racing del Santander y otros clubes como Lorca, Linares, les tengo muchísimo respeto, pero cuando hablamos de la Agrupación Deportiva Ceuta, son palabras mayores.
Edu Villegas no sabe vivir sin fútbol. Cambió los guantes por un despacho, pero su pasión no entiende de categorías. Mientras Edu esté, el Ceuta siempre juega para ganar. Su lugar ahora no es la portería, pero sigue parando dudas, encajando presiones y sacando balones imposibles. Porque para Edu, el fútbol no se acaba cuando se cuelgan los guantes. Empieza cada día, desde el despacho, con la misma pasión de siempre.
