El Gobierno de Pedro Sánchez atraviesa un momento complicado en Bruselas, donde el giro hacia la derecha en las instituciones europeas ha dejado a España en una posición cada vez más debilitada.
En asuntos clave como la política migratoria o la defensa común, España se encuentra en minoría, sin lograr sumar apoyos suficientes a sus planteamientos. Además, la Comisión Europea ha mostrado reservas respecto a decisiones internas del Ejecutivo, como la ley de amnistía o la postura mantenida en la opa del BBVA sobre el Banco Sabadell.
El contexto europeo, marcado por el auge de fuerzas conservadoras y una creciente presión de gobiernos más alineados con políticas restrictivas, complica la capacidad de influencia de Sánchez en los debates comunitarios. Esto sitúa a España en una situación de mayor aislamiento dentro de la Unión Europea en un momento decisivo para el futuro de la integración.
