Hamas anunció este lunes que ha aceptado una nueva propuesta de mediación de Egipto y Catar para establecer un alto el fuego de 60 días en la Franja de Gaza, en un intento por frenar la inminente operación militar israelí en la ciudad de Gaza.
El acuerdo contempla la entrega de 10 rehenes vivos y otros 18 cuerpos a cambio de la liberación de presos palestinos y la entrada de 600 camiones de ayuda humanitaria diaria en el enclave. Durante este periodo, las partes negociarán las condiciones de una tregua definitiva.
“Rezamos para que Dios extinga el fuego de esta guerra contra nuestro pueblo”, declaró el dirigente islamista Bassem Naim tras la aprobación de la iniciativa, presentada por mediadores egipcios y cataríes en El Cairo.
La propuesta retoma elementos de un plan previamente impulsado por el emisario estadounidense Steve Witkoff durante la administración Trump y abre la puerta a nuevas conversaciones con Israel, que exige la devolución de 50 rehenes, entre ellos al menos 20 con vida.
El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, advirtió que Hamas está “bajo una presión inmensa” y que Israel dará su respuesta en los próximos días. No obstante, dentro del propio gobierno hay discrepancias: mientras Netanyahu defiende una ofensiva terrestre para “derrotar a Hamas”, el jefe del Estado Mayor, Eyal Zamir, se opone por el riesgo de víctimas entre rehenes y soldados, así como por el enorme desafío humanitario que supondría evacuar a casi un millón de civiles de la ciudad de Gaza.
La comunidad internacional sigue expresando su preocupación por la crisis humanitaria tras casi dos años de guerra, con más de 22 meses de ataques y desplazamientos forzados en la Franja.
En paralelo, el ejército israelí enfrenta un grave déficit de personal tras 12.000 bajas desde octubre de 2023 y estudia recurrir a las comunidades judías en el extranjero para reclutar entre 600 y 700 jóvenes al año, principalmente en Estados Unidos y Francia. Al mismo tiempo, persiste la tensión interna por el incumplimiento del reclutamiento de los jaredíes (ultraortodoxos), lo que amenaza con desestabilizar aún más la coalición de Netanyahu.
