La legislatura del presidente Pedro Sánchez atraviesa uno de sus momentos más delicados. A medio camino del mandato que debería llegar hasta 2027, el Gobierno no cuenta con una mayoría parlamentaria estable, sino con una contramayoría formada por partidos de izquierda y fuerzas soberanistas que, aunque impiden la alternancia con el Partido Popular, tampoco garantizan una gobernabilidad sólida.
La situación ha reactivado los rumores sobre una posible crisis de Gobierno y un eventual adelanto electoral. El desgaste de algunos miembros del Ejecutivo —varios de ellos en sus cargos desde antes de 2019, como el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, y la vicepresidenta María Jesús Montero— empieza a pasar factura. Montero, además, es la candidata socialista a la Junta de Andalucía, lo que complica su papel como figura clave del Gobierno central.
Otro factor que alimenta la incertidumbre es la incapacidad del Ejecutivo para sacar adelante unos nuevos Presupuestos Generales del Estado, incumpliendo así el mandato constitucional. Esta situación, sumada a un contexto económico menos favorable por la guerra arancelaria iniciada por Donald Trump, debilita aún más la imagen de estabilidad que intenta proyectar el Gobierno.
A pesar del escenario adverso, Pedro Sánchez ha demostrado en múltiples ocasiones su capacidad para cambiar el rumbo político cuando todo parece perdido. Ya lo hizo en 2019 al pactar con Unidas Podemos tras negarlo en campaña, y volvió a sorprender en 2023 al aceptar la ley de amnistía tras perder las elecciones generales.
Según diversas fuentes políticas, el presidente podría optar por una remodelación profunda del Ejecutivo en las próximas semanas como maniobra para revitalizar el Gobierno y ganar tiempo. Otra opción que se baraja en La Moncloa es un adelanto electoral, haciendo coincidir los comicios generales con las elecciones andaluzas previstas para junio de 2026. Esto podría beneficiar a los socialistas andaluces, aunque las probabilidades de recuperar el Palacio de San Telmo son bajas.
El dilema de Sánchez también se ve influido por la fragmentación a la izquierda del PSOE. Podemos, en su intento por marcar distancias con Sumar, intensifica su papel de oposición, lo que podría terminar inclinando la balanza a favor de un adelanto electoral en 2026 o incluso antes.
Por ahora, la pregunta sigue en el aire: ¿crisis de Gobierno o jugada maestra de Pedro Sánchez?
