Francia atraviesa una grave crisis de seguridad y salud pública debido a un crecimiento alarmante del narcotráfico, especialmente de la cocaína, que ha provocado un aumento significativo de la violencia y la inseguridad en múltiples ciudades del país. Así lo ha advertido el ministro del Interior, Bruno Retailleau, quien ha calificado la situación como un “tsunami blanco” que amenaza con desestabilizar el sur francés, con un riesgo creciente de “mexicanización” similar a la que sufren algunas regiones en América Latina.
Según un informe interno de la Oficina Antinarcóticos (Ofast), las incautaciones de cocaína en Francia se duplicaron en apenas un año, alcanzando las 54 toneladas en 2024 frente a las 23 toneladas de 2023. Este fenómeno va acompañado de un aumento de incidentes violentos vinculados al narcotráfico, que se han extendido a 173 ciudades en todo el país.
El narcotráfico en Francia se ha diversificado y fortalecido, con conexiones internacionales que van desde Perú y las Antillas hasta los Balcanes y Tailandia. Grupos criminales organizados, incluyendo carteles sudamericanos, la ‘Ndrangheta italiana, la Mocro Maffia y clanes balcánicos, controlan un mercado ilegal valorado en unos 7.000 millones de euros anuales.
El subdirector de la Ofast, Christian de Rocquigny, alertó que las fuerzas policiales y judiciales están desbordadas ante la creciente sofisticación y violencia de estas organizaciones, que aprovechan las vulnerabilidades del país y sus infraestructuras para expandirse. Además, destacó que más de 1,1 millones de franceses consumen cocaína al menos una vez al año, con miles de puntos de venta activos.
Ciudades como Marsella, Grenoble y Toulouse son las más afectadas por la violencia asociada al narcotráfico, pero el problema se ha extendido a otras regiones como Dijon y las afueras de Lyon. Incluso se han detectado laboratorios clandestinos en zonas urbanas como el distrito 13 de París.
Francia se encuentra ahora en una encrucijada crítica para frenar esta escalada, que ya ha provocado disturbios urbanos y problemas en las prisiones, según denunció Retailleau. Las autoridades francesas han iniciado la mayor operación antidroga de su historia para intentar recuperar el control y frenar el avance del crimen organizado.
