Junts per Catalunya ha anunciado su intención de utilizar las competencias autonómicas en materia de inmigración para prohibir el uso del burka en espacios públicos y del velo islámico en los centros escolares de Cataluña. Esta propuesta llega en un contexto de presión creciente por parte de Aliança Catalana, formación que ha situado el debate sobre símbolos religiosos en el centro de su agenda política.
La formación liderada por Carles Puigdemont ha decidido fijar una posición clara en este asunto tras conocer que Aliança Catalana forzará un debate parlamentario sobre la cuestión este jueves en el Parlament. Junts, que hasta ahora había evitado pronunciarse de forma tajante, considera que «la defensa de la neutralidad en el espacio público y la igualdad de género» justifican estas restricciones.
Fuentes del partido han señalado que la propuesta se plantea desde «una óptica de integración y cohesión social», subrayando que no se trata de una medida contra ninguna religión en particular, sino de una política basada en «valores comunes y laicidad institucional».
El anuncio ha generado ya reacciones entre distintos grupos parlamentarios. Algunos sectores advierten del riesgo de estigmatizar a comunidades musulmanas y vulnerar derechos fundamentales como la libertad religiosa. Organizaciones de derechos humanos también han expresado preocupación ante una posible deriva restrictiva en materia de libertades individuales.
Este movimiento de Junts evidencia el creciente peso político de Aliança Catalana, partido que ha logrado arrastrar el foco del debate hacia cuestiones identitarias y de seguridad, con un discurso abiertamente contrario a determinadas expresiones del islam en el espacio público.
El debate parlamentario previsto para este jueves promete tensar aún más la escena política catalana, en plena fase de negociaciones tras las elecciones autonómicas.
