Vox atraviesa un delicado momento financiero. En apenas tres años, la formación liderada por Santiago Abascal ha registrado pérdidas acumuladas de 7,3 millones de euros y ha visto cómo se reducía en más de una cuarta parte la recaudación procedente de las cuotas de sus afiliados.
A esta situación se suma el trasvase de 10,9 millones de euros a la fundación que preside Abascal, lo que ha acelerado la descapitalización del partido y ha dejado en evidencia la creciente dificultad para sostener sus estructuras con recursos propios.
El debilitamiento de las finanzas internas coincide con un escenario político en el que la formación intenta mantener su espacio en la oposición, mientras la merma de apoyos económicos internos amenaza con condicionar su capacidad organizativa de cara a futuras citas electorales.
