La contundente victoria de Daniel Noboa en las elecciones de Ecuador no fue fruto del azar, sino de una estrategia política cuidadosamente diseñada y ejecutada en el terreno. Uno de los pilares de su campaña fue la orden directa a sus ministros: dejar los despachos y salir a recorrer el país, calle a calle, en un despliegue territorial sin precedentes.
La operación estuvo liderada por dos figuras clave en la vida de Noboa, ambas mujeres con fuerte presencia pública y carisma: su esposa, Lavinia Valbonesi, y su madre, la reconocida médica y política Annabella Azín. Ellas se convirtieron en el rostro visible de la campaña, encabezando caravanas, visitando comunidades y hablando directamente con la gente.
Mientras los ministros recorrían provincias y parroquias, Valbonesi y Azín fortalecieron el contacto emocional con la ciudadanía, transmitiendo cercanía y compromiso. Este enfoque, centrado en la conexión directa con el electorado, permitió a Noboa multiplicar su base de apoyo en tiempo récord.
El resultado fue una campaña que supo leer el momento político y conectar con las demandas ciudadanas, marcando una diferencia clave frente a sus oponentes. Noboa no solo ganó la elección: redefinió la forma de hacer política en Ecuador.
