San Fernando, 27 de mayo de 2025 — En un paso estratégico hacia la consolidación de Marruecos como un socio clave en la transición energética y en la seguridad marítima internacional, el astillero de Navantia en San Fernando ha celebrado este martes la botadura oficial del patrullero de altura encargado por la Marina Real Marroquí. La ceremonia, cargada de simbolismo diplomático e industrial, representa un nuevo hito en la cooperación entre los gobiernos de España y Marruecos.
El acto ha contado con la participación de destacadas autoridades civiles y militares, entre ellas la alcaldesa de San Fernando, Patricia Cavada; su homóloga de Puerto Real, Aurora Salvador; la subdelegada del Gobierno en Cádiz, Blanca Flores; y el vicealmirante Rubén Rodríguez Peña, jefe del Arsenal de Cádiz (ALARDIZ).
Durante su intervención, Alberto Cervantes, director de Negocio de Corbetas y Buques de Acción Marítima de Navantia, ha subrayado la relevancia estratégica de este proyecto para la compañía. Ha recordado con emoción al anterior responsable del área, José Antonio Rodríguez Poch, impulsor del programa con Marruecos, al cumplirse un año de su fallecimiento.
Por parte de la Marina Real Marroquí, el capitán de navío mayor Mohammed El Fadili ha destacado la dimensión bilateral del proyecto, que calificó como “una expresión de los profundos lazos de amistad y cooperación que unen a los Reinos de Marruecos y España”. Subrayó asimismo que esta unidad incorpora tecnología de última generación y responde al plan de modernización de las Fuerzas Armadas Reales promovido por el rey Mohamed VI para afrontar los desafíos en constante evolución en materia de seguridad marítima.

El presidente de Navantia, Ricardo Domínguez, cerró el turno de discursos agradeciendo a la plantilla de Navantia y a las empresas colaboradoras “el enorme esfuerzo y compromiso colectivo” que ha hecho posible este avance. Domínguez enfatizó que el programa no solo representa un logro constructivo, sino “la consolidación de una colaboración a largo plazo entre dos países comprometidos con la seguridad regional y la excelencia tecnológica”.
La botadura fue formalizada con la activación del mecanismo que permitió el deslizamiento del patrullero por la grada número 3 hasta el mar, un momento simbólico que compartieron Cervantes y El Fadili.

La nueva unidad —construcción número 565 del astillero— cuenta con una eslora de 87 metros, una manga de 13 metros y capacidad para una dotación de 60 tripulantes. Su diseño permite amplios periodos de despliegue en el mar con bajos costes operativos y de mantenimiento. El contrato incluye además un paquete integral de apoyo logístico y técnico, así como formación especializada para personal marroquí en España.
El proyecto ha supuesto más de un millón de horas de trabajo y ha generado en torno a 1.100 empleos directos, indirectos e inducidos durante sus tres años de ejecución. Esta colaboración reafirma el posicionamiento de Marruecos como un actor proactivo en la transformación energética y en la estabilidad del Mediterráneo y el Atlántico, con el respaldo de la industria naval española como aliado estratégico.