Ambos bandos se acusan de haber violado el alto el fuego miles de veces a lo largo del frente. El Kremlin no muestra intención de prolongar la pausa en los combates.
La tregua de Pascua, acordada de forma precaria entre Rusia y Ucrania, concluyó en medio de un recrudecimiento de las hostilidades. En la madrugada de este lunes, Rusia lanzó un nuevo bombardeo aéreo sobre varias regiones del este de Ucrania, apenas horas después del fin del alto el fuego temporal.
Según fuentes militares ucranianas, el ataque se centró en infraestructuras clave y zonas residenciales cercanas al frente, dejando un saldo provisional de daños materiales y varios heridos. Las autoridades rusas no han confirmado oficialmente la operación, aunque medios estatales apuntan a «represalias ante provocaciones ucranianas».
Durante los días que duró la breve tregua con motivo de la Pascua ortodoxa, tanto Kiev como Moscú se acusaron mutuamente de incumplir el cese de hostilidades. Según informes cruzados, se habrían producido miles de violaciones del alto el fuego a lo largo de toda la línea del frente, especialmente en las regiones de Donetsk, Lugansk y Zaporiyia.
El Kremlin, por su parte, no ha dado señales de querer prolongar la pausa en los combates. Portavoces del gobierno ruso calificaron la tregua como «inviable» y acusaron a las fuerzas ucranianas de utilizarla para rearmarse y reagrupar tropas.
Mientras tanto, la comunidad internacional observa con preocupación el deterioro de la situación sobre el terreno. Organismos como la ONU y la OSCE habían instado a ambas partes a mantener el alto el fuego durante las celebraciones religiosas, sin éxito.
El retorno inmediato a las hostilidades hace temer una nueva escalada del conflicto en las próximas semanas, en un momento en que los esfuerzos diplomáticos siguen estancados y el desgaste humano y material continúa acumulándose en ambos bandos.
