En el ecuador de la legislatura, el Gobierno de Pedro Sánchez y la oposición liderada por Alberto Núñez Feijóo evidencian estrategias cada vez más divergentes. Mientras el presidente del Ejecutivo centra sus esfuerzos en consolidar la recuperación económica y plantea nuevas reformas con la mirada puesta en agotar el mandato, el Partido Popular redobla su ofensiva política con una clara proyección electoral.
Sánchez se muestra firme en su apuesta por la estabilidad institucional, respaldándose en los indicadores económicos positivos y en la expectativa de aprovechar los fondos europeos para impulsar nuevas medidas estructurales. La intención del presidente es dar continuidad a su agenda legislativa y trasladar una imagen de gobierno sólido y duradero.
En paralelo, el líder del PP intensifica su presencia en actos públicos y plantea un discurso más confrontativo, buscando erosionar al Ejecutivo y movilizar a su electorado de cara a futuras citas con las urnas. Feijóo insiste en retratar a Sánchez como un presidente debilitado por sus pactos parlamentarios y cuestiona la viabilidad del proyecto gubernamental a largo plazo.
La distancia entre ambas formaciones se acentúa a medida que avanza la legislatura, configurando un escenario político marcado por dos relatos opuestos: uno que apuesta por la continuidad y la gestión, y otro que se prepara para una posible alternancia.
