Seis testimonios reflejan la angustia y el abandono tras las riadas que afectaron a 78 municipios y 300.000 personas.
Han pasado seis meses desde que la DANA (Depresión Aislada en Niveles Altos) azotara con violencia la provincia de Valencia el 29 de octubre, dejando a su paso devastación, pérdidas humanas y miles de damnificados. A día de hoy, muchos afectados denuncian que las necesidades básicas siguen sin ser atendidas.
Seis voces, seis historias, componen el retrato de esta catástrofe todavía abierta. Dos familiares de víctimas mortales narran su dolor y la falta de apoyo recibido en el proceso de duelo. «No es solo la pérdida, es la sensación de estar abandonados», lamenta uno de ellos.
Desde el ámbito empresarial, la propietaria de una papelería relata cómo el agua arrasó su local. A pesar de los esfuerzos por salir adelante, denuncia que las ayudas prometidas aún no han llegado: «Las facturas se acumulan y las ventas no se han recuperado».
El responsable de una asociación de padres y madres de alumnos expone la situación de varios colegios afectados: «Tuvimos que improvisar espacios para dar clases. Se han hecho reparaciones mínimas, pero siguen faltando infraestructuras básicas».
También los alcaldes de dos de las localidades más golpeadas coinciden en el diagnóstico: la respuesta institucional ha sido insuficiente y lenta. «La gente necesita soluciones reales, no solo promesas», señala uno de ellos, mientras que el otro advierte: «Con cada tormenta nueva, el miedo se instala porque no se ha hecho lo suficiente para prevenir otra tragedia».
La DANA dejó su marca en 78 municipios valencianos, afectando a unas 300.000 personas. Medio año después, la herida sigue abierta y las historias de sus víctimas recuerdan que, más allá de los balances oficiales, la reconstrucción real aún está pendiente.
