Una volea magistral del uruguayo premia la insistencia blanca ante un Athletic ordenado pero inofensivo. El Real Madrid rompe su mala racha en casa y sigue en la pelea por el título.
El Real Madrid se niega a rendirse. Cuando todo parecía encaminarse a un nuevo tropiezo en el Santiago Bernabéu, apareció Federico Valverde con una volea de otro planeta en el tiempo añadido para rescatar tres puntos de oro ante un Athletic Club combativo pero inofensivo. El tanto del uruguayo, celebrado con el alma por todo el equipo, da oxígeno a los blancos tras tres partidos sin ganar en casa y mantiene vivas sus opciones en una Liga que parecía escaparse.
El conjunto de Ancelotti firmó un primer tiempo gris, sin chispa ni profundidad, en el que apenas inquietó a Unai Simón. El único disparo entre palos en 45 minutos fue un cabezazo sin peligro tras un córner. Vinicius, voluntarioso pero aislado, protagonizó el único intento destacable… que acabó saliendo por la banda. La grada, aún dolida por el reciente fiasco europeo, solo estalló en pitos cuando el videomarcador mostró a Mbappé.
El Athletic, por su parte, planteó un once con muchas rotaciones, pero se mostró sólido y bien plantado. Apenas asomó por el área de Courtois, pero su resistencia alimentó la ansiedad del Madrid durante buena parte del encuentro.
Todo cambió tras el descanso. El Madrid salió con otra cara: más ritmo, más profundidad, más intención. Rodrygo, Modric y Camavinga activaron al equipo, y Bellingham, recolocado en la medular, empezó a generar peligro. Vinicius volvió a ser el jugador desequilibrante de otras tardes, y tras una jugada individual logró un gol que fue anulado por un fuera de juego milimétrico revisado por el VAR.
El empuje blanco fue a más con los cambios. Endrick agitó el frente de ataque y Valverde lo intentó con un disparo lejano que obligó a lucirse a Unai Simón. Pero el destino le tenía reservado algo más grande al uruguayo.
En el descuento, con el Athletic defendiendo con uñas y dientes y el Madrid volcado, un balón suelto cayó a los pies de Valverde tras un despeje de Lekue. Sin pensarlo, conectó una volea sensacional que se coló como un misil junto al palo. El Bernabéu estalló. El Madrid se aferra a LaLiga.
Con este triunfo agónico, los de Ancelotti se mantienen en la lucha y lanzan un mensaje claro al Barcelona: aquí no se rinde nadie.
