Vox ha endurecido en los últimos días su ofensiva contra el Partido Popular con el objetivo de forzar un giro en su posicionamiento europeo. La formación de Santiago Abascal exige al PP que se desmarque de los consensos tradicionales mantenidos por las principales fuerzas políticas en el Parlamento Europeo, especialmente en materias como el Estado de derecho, el cambio climático o el apoyo a Ucrania.
En el Congreso de los Diputados, Vox ha elevado el tono de sus críticas hacia los populares, acusándolos de alinearse con las políticas de “la agenda globalista” y de mantener una postura ambigua respecto a Bruselas. Este endurecimiento de la retórica se produce a pocas semanas de que arranque la campaña para las elecciones europeas, en las que la ultraderecha confía en ampliar su representación.
A pesar de los ataques, el Partido Popular ha optado por evitar un enfrentamiento frontal con Vox en el ámbito parlamentario. Fuentes de la dirección popular explican que su estrategia pasa por desmarcarse del ruido y proyectar una imagen de partido de gobierno responsable, centrado en propuestas económicas y de gestión.
El distanciamiento con la formación de Abascal, sin embargo, no deja de ser delicado, dado que PP y Vox comparten gobiernos autonómicos y municipales en varias comunidades. En estos territorios, la tensión entre ambas fuerzas también se ha hecho visible, especialmente en cuestiones relacionadas con políticas sociales y medioambientales.
La dirección del PP, liderada por Alberto Núñez Feijóo, busca mantener su perfil europeísta y moderado de cara a unos comicios comunitarios clave, en los que se juega su papel dentro del Partido Popular Europeo (PPE). Vox, por su parte, apuesta por una alianza con otras formaciones ultraconservadoras del continente, como parte de su estrategia para debilitar el actual equilibrio de fuerzas en la UE.
